Tacto
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Esta silla de aquí la han tocado sus manos
y en esta mesa ha puesto la yema de sus dedos.
Con este arcón su pie se tropezó
este leve arañazo lo refrenda.
Aquí, justo aquí donde ahora toco
empujó con la palma de la mano,
para cerrar la puerta
y aquel vaso de allí tuvo el calor
del labio y de su aliento.
Ese sillón de ahí de la terraza
ha acogido su cuerpo muchas veces
y aquel espejo de allá que la contuvo,
hoy me mira, desnudo y en silencio.
Cualquier objeto que roce o que la sienta
adquiere la virtud de recordarla;
basta tocar de nuevo
y que regrese
con el tacto su nombre, su belleza.