¡Saludad a los héroes!
Do sublime cerebro de Cervantes,
Despois d'un soño aspérrimo e ferreño,
Armado d'unhas armas rutilantes,
Un fantasma surgío, alto e cenceño...."
Eduardo Pondal
Hechos incontrovertibles, pactos espiritosos, desolación de mi presentido diario: ¡Saludad a los Héroes!.
¡Los que bajan para dar de beber a sus caballos el néctar acíbar de la Victoria!
¡Los Héroes de mirada infalible, gesto fiero y dedos distraídos en la cota de malla!
¡Libidinosos Héroes trucados y escondidos tras azules monitores!
¡Saludad a sus hijos de carne a sus vasallos de sangre, a sus víctimas desesperadas!
Nadie del toro huye. Tan solo del vaho aguardentoso de sus fauces.
Nuestros hijos vengaran la broma temeraria. Nuestros hijos, aún tendrán esperanza
cuando en el rostro de ellos se posen las arrugas de la Historia y el polvo del cáncer de la piedra.
Nuestros hijos traerán como trofeo en sus octavillas la esquela de sus nobles apellidos
Y sembrarán el campo de puños solidarios, de banales canciones y breves “No me importa”.
¡Saludad a los Héroes altivos de lorigas, petos y rostros enguantados!
Vienen tiempos mejores y el cine está muriendo.
Grises administradores enmarañan balances, marcan falsas salidas y puertas imposibles.
Muchos cabos anónimos disimulan los rasgos de los modernos Héroes.
Una cara traslúcida, inaprensible hermosa y blanca, bajo la cual trasladan índices económicos en tablero de gules,
sobre campos de azur, cuadros blancos y negros y torres derribadas.
Llegará la noche del hastío, porque incluso los Dioses se desinteresan igual que las estrellas hacen con los planetas a los que han dado vida.
La célula se aburre de ser intranscendente y la lágrima fácil anega los viñedos.
¡Saludad a los ansiosos Héroes desconcertados porque están en la cima y aún les queda una puerta, siempre la última puerta y el último secreto que no habrán alcanzado!
Saludad su albedrío y su destreza, sus manos infinitamente largas, sus dulces jueces, sus prudentes marmitones, sus elecciones gráficamente certificadas porque ellos ¡Ay! desconocen que asfaltan caminos virtuales que van a devorarlos, hasta ser como todos:
Un píxel que se extingue en el enorme cuadro multidimensional de la pantalla.
Palabras similares a delgados cometas tacharán sus blasones heliocéntricos y minaran de canales opacos su corona.
Se borrarán los nombres de los huecograbados, al pie de sus estatuas y de húmedas grietas, saldrá una blanca y perfectamente extraña risita de conejo.
Serán Héroes vencidos, prejubilados, roncos de arengas y de tizne y vagarán estrepitosamente errantes de ruidos y latones, de yelmos incrustados, de orín y abolladuras. Héroes desmesuradamente desmemoriados ¡ Saludad a los imperceptibles Héroes de plástico modernos! Porque se acerca el día del murmullo gigantesco sobre las Redes ciegas,
creciendo sin cesar, amenazando comprender, desenterrando grilletes y mazmorras,
vulnerando el silencio del paisaje que contempla el balcón de vuestras gafas disecadas.
Saludad a los Héroes. A todos cuanto han sido, pues tal vez eran ellos, los Héroes, nuestros dioses.
Los aburridos y auténticos y únicos dioses que siempre hemos tenido.
Nota .- Atendiendo la petición de mi amiga Inés he cambiado el dibujo que había editado anteriormente por la foto de esta escultura del Quijote que está en Munera
¡Gran tipo, Labordeta! ¡En fin...!