Se aproxima el invierno
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Como una montaña, de pronto, desprendida
que se nos viene encima, la oscuridad, la tarde
tizna de gris la habitación. Las cosas, formas
borrosas, derraman su irrealidad de bruma
y se hace espeso el aire suspendido. En la nariz
la mosca se acicala para morir de invierno.
El cuerpo es esta mano perezosa
que vuela hacia su encuentro. Se rebosa
de tiempo la distancia y el insecto
elige otro destino: el cristal de la ventana
donde anochece el frío. Pace la vista en soledad
la pantalla apagada de la televisión.
Un raro espejismo esboza medio en sombras
la imagen recostada en el sofá; en sus rodillas
ciego, inútil, reposa un libro abierto.
Hay una paz oscura, vieja, como de ayer
preñada de humedad, de humanidad, de siempre
Todo cumplido. Silencio, quietud, cero…
Un instante después, con precisión, el corazón…
bum… bum… bum… vuelve a moverse.
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Como una montaña, de pronto, desprendida
que se nos viene encima, la oscuridad, la tarde
tizna de gris la habitación. Las cosas, formas
borrosas, derraman su irrealidad de bruma
y se hace espeso el aire suspendido. En la nariz
la mosca se acicala para morir de invierno.
El cuerpo es esta mano perezosa
que vuela hacia su encuentro. Se rebosa
de tiempo la distancia y el insecto
elige otro destino: el cristal de la ventana
donde anochece el frío. Pace la vista en soledad
la pantalla apagada de la televisión.
Un raro espejismo esboza medio en sombras
la imagen recostada en el sofá; en sus rodillas
ciego, inútil, reposa un libro abierto.
Hay una paz oscura, vieja, como de ayer
preñada de humedad, de humanidad, de siempre
Todo cumplido. Silencio, quietud, cero…
Un instante después, con precisión, el corazón…
bum… bum… bum… vuelve a moverse.