Aunque no me crees
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Pero tú no me crees
cuando digo que todo está perdido
que siempre será igual: el rico sobre el pobre
y las guerras del rico con la sangre del pobre
y el dinero del pobre haciéndose invisible tras el rico.
No me crees porque crees en otras cosas:
En que la vida, a veces, entrega una salida,
que no es tan importante lo que ocurre en lo escrito
sino la piel y el largo caminar de esta tarde
y el presentir que existe un mañana siguiente
y el frío cuando hace frío o cuando lo parece
y la sonrisa cómplice cuando se rompe un vaso
o, un cuadro interminable.
… Y sin embargo asientes, vehemente, a mis protestas,
a todo dices algo, recogiendo mi estado
en el sereno cuenco de tu honda comprensión.
Tal vez percibas que mi razón no encuentra
otra fe, otra justicia, más libertad alzada
que el eco, esponjoso y dulce
cuando regresa de rebotar en tu alma,
de mi voz.