Después del último poema que escribiste
.
.
.
.
.
Después del último poema que escribiste
aquel que te acercaba al mundo mío
hubo un silencio largo que la noche
no supo traducir y se escapaba
la luz de aquella grieta y la palabra
de aquella grieta oscura que era un grito
inteligible en la herida del tiempo
Lo he entendido más tarde y no consigo
traspasar el cristal de aquel poema
como una mano líquida traspasa
el filtro de la tierra. ¿Sabes?: Queda
el eco de la música. El idioma
de los antiguos dioses ¿Y que dicen?
No podemos saberlo. Ya no importa
Seguramente, hoy no hablan de nosotros,
pero suena, suena y suena y yo te leo
¡Y es todo tan distinto!
.
.
.
.
Después del último poema que escribiste
aquel que te acercaba al mundo mío
hubo un silencio largo que la noche
no supo traducir y se escapaba
la luz de aquella grieta y la palabra
de aquella grieta oscura que era un grito
inteligible en la herida del tiempo
Lo he entendido más tarde y no consigo
traspasar el cristal de aquel poema
como una mano líquida traspasa
el filtro de la tierra. ¿Sabes?: Queda
el eco de la música. El idioma
de los antiguos dioses ¿Y que dicen?
No podemos saberlo. Ya no importa
Seguramente, hoy no hablan de nosotros,
pero suena, suena y suena y yo te leo
¡Y es todo tan distinto!