A conciencia
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Tu y yo y otros tantos- no muchos
pero más o menos los de siempre-
decidimos jugar a arreglar cosas
que ya se caen por propio peso
de los años o de los pesos pesados
que eligen transformarlas. Esas
cosas que un día como lo hacen
siempre, de pronto se aparecen.
y nosotros; tú, yo y otros tantos
entramos en el juego.
Y eso nos lleva años…
Luego, un día después de esos
años que no arreglamos nada
vemos que aquel camino
que empezamos a andar no era
más que el piso primero, el mismo
al que hemos acudido tercamente
a barnizar las siglas con la ronca
precisión de las palabras aprendidas
prendidas, car-dinadas cor-dinadas
fundidas remendadas sobadas
y sobradas del catecismo hostil
de la verdad-verdad que nos contaron.
Pero que aquellas cosas siguen
cayéndose de viejas y de rotas
después de que entre todos
transformando los muros
apuntalando techos arruinados
las dejamos tal cual están ahora:
ni erectas, ni seguras ni derruidas.
Y vamos a buscar aquel camino
que empezamos a andar y no era este.
Tu y yo y otros tantos – no muchos
ni pocos, más o menos los de siempre-
solemos tropezar con tantas cosas
que no tienen arreglo y que nos llaman
nos turban a conciencia la conciencia
y se quedan, a cambio, nuestro tiempo.
6 Comments:
A conciencia? por su hipoteca o por su inversión?
Habré de responderme con la numerología de lo cotidiano.
Volveré reposada de hambre, pues no ha agudizado mi ingenio tu alimento de palabras...
Un beso, de esos que no son tantos.
Olimpia.
Más que inversión, compromiso y desgraciadamente no es muy cotidiano que digamos.
Ando liado en un conflicto ciudadano como tantos otros, perdido de antemano.
Besos de esos.
Somos muchos y vamos arracimándonos poco a poco
en polos de atracción maravillosa.
Somos los de siempre desperdigados por el orbe
al encuentro de las hogueras.
Saludos.
Hola Victor.
La verdad es que la respuesta ciudadana en el caso del que hablo ha sido excepcionalmente buena, lo cual no quiere decir que se consiga lo que se pide (en este caso evitar que se construya una mole en forma de restaurante, hurtando el 80% del terreno (que es plaza pública, mirador y también un observatorio astronómico para aficionados) a los ciudadanos.
De todas formas a mi, cuando me meto en estos lios, me pasa lo que a aquel jugador de poker que decía que lo que le gustaba era jugar y perder. Y cuando le decían: "¿Y si ganas?". Él contestaba... ¡Eso ya tiene que ser, la hostia...!
Un saludo cordial.
Creo que nunca hubo nada nuevo, siempre andamos intentando que no se derrumbe el cotarro.
A mí me pasa con lo de montar las cañas y echarlas, de pescar ni hablo.
Un abrazo.
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