Rafael
Nunca te recordé
y eso no es justo.
Para ti porque viviste
poco y no se supo.
Tampoco para mí, de
haberlo hecho,
habrías sido mi recuerdo
más heroico.
Nadie me comentó
las causas de tu muerte.
No me refiero al
nombre
de aquella
enfermedad tan de su tiempo:
la vulgar
pulmonía, letal para los pobres,
sino a la
horrible razón, la circunstancia
del frío de los
vencidos, la de estar tan a solas
con tu fiebre y
tu hambre y la de todos,
como un cristo
sin padre ni antibiótico.
Una victima más, colateral,
o eso dijeron,
de aquella guerra
cruel, tras de la guerra,
con muertos
exclusivos de una parte.
La que arrancó la
lengua y la memoria
de aquellos que
quedaron. Mudos
más de cuarenta
años. Llamarte Rafael
lo mismo que tu
padre, no bastaba
en un tiempo, de
inviernos y hospitales,
que no reconocía
a nadie por su nombre.
Por su uniforme verde,
o la negra sotana,
o la camisa azul,
si: distinguía esos colores.
En cambio el rojo
no: El fuego en las mejillas
que consumió tus
últimos latidos,
en brazos de mi
madre. Nuestra madre.
*foto familiar
*foto familiar
2 Comments:
Emotivo y doliente poema, en el que late un tiempo que jamás debió haber sido como fue. El recuerdo familiar aquí trasciende el espacio íntimo para convertirse en denuncia de la injusticia y la iniquidad. Me ha gustado muchísimo, amigo.
Un abrazo.
Un pequeño ejercicio de introspección al hilo de una vieja foto, que no pretende ajustar cuentas con la historia en general pero si, un poco, con la de uno mismo. Supongo que la voz más intima tiene un plus de emotividad y eso se transmite en el poema. Sobre todo cuando quién lo lee es alguien con la extraordinaria sensibilidad que tu posees. Gracias Antonio.
Un gran abrazo.
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