Invocación a la juventud
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¿Qué era aquello que nos jugábamos, dios mío,
a cara o cruz la tarde? ¿Qué santo y seña y oro
tus cabellos meciéndose en el aire y como,
temblor divino, la juventud mordiendo el labio?
¿Cómo, dímelo tú, Recuerdo, donde? ¿Acaso
un sol mayor? ¿La luna más oscura?¿El beso?
Tráeme, entresácame, fresca otra vez la página,
su dedo de ternura embriagadora. Un trozo
solo un trozo, de aquel cristal curvado. Encuentra
de entre los días, solo uno, el turbio laberinto
que engañó con encajes, relámpagos de carne,
hojas manchadas de carmín, el sueño. Sueños,
por favor, por favor, de ojos que nombran
la vida por delante.
Yo a cambio te diré por qué he caído
y porqué no he podido resignarme.
3 Comments:
1.-
No se puede escribir cartas de amor
sin caer, de repente, en el pecado
de oraciones trilladas del estrado
que impugna la limpieza del fulgor.
Demás está decir que es un rumor
que la vida nos brinde el delicado
regalo de un presente acompañado.
Mañana será tarde y no mejor.
Has hablado conmigo sin saberlo.
Has visto mis jardines deliciosos
que el tiempo ha envejecido sin quererlo.
Los sordos traductores maliciosos
jamás advertirán lo que hay sin verlo:
un sueño de fantasmas sin esposos.
2.-
Si te pido que vueles, golondrina,
si te encargo que vuelvas y hagas nido,
si te ruego que encuentres un sentido,
si te exijo que vengas a Argentina.
Si te escribo con braille o por rutina,
si te arrullo en el fuego adormecido,
si te dicto mi nombre en el latido
raptándote en el valle de Sabina.
Mis cartas como siempre viajan solas
rimando tu espejismo con la almohada
que remienda los sueños que controlas.
No preguntes por qué ni digas nada.
Las noches se suceden como olas
y el cielo es la llanura desbordada.
Y un poema de yapa:
Ningún hombre es una isla.
No man is an island
John Donne.
Reclamo una lectura
reminiscente del fuego huracanado
como principio y fin de la conciencia,
y preguntó por qué la soledad en la vigilia
se hace eterna,
si encuentro una mirada en ciertos sueños
que no son pesadillas ni metáforas;
que marcan que mi ser es diferente
en cada madrugada acontecida
con bella nitidez en mis entrañas.
Descubrir al amante es esa vida
que tiene poco y nada de ficticia,
allí donde se mueren las palabras
y viven los fantasmas conflictivos
dejando dulce aroma a despedida
violenta, impertinente,
original de avenimiento en vagas direcciones.
La mañana del día de mañana
será el amanecer de un nuevo estilo,
un viraje secreto hacia la sábana,
destinada a negar la realidad,
poniéndola entre cuerdas imposibles.
Allí me está esperando,
sorprendida y febril, la desmemoria
del viento y del pasado omnipresente.
Ver no es fácil, tal vez, nunca se sabe.
Seduce la locura los infiernos.
En la tarde anterior yo me propongo
continuar mi existencia, sin argucias
en visiones creadas por la mente
tensada por prejuicios de retórica.
No es casual que anteanoche haya vivido
de mi historia el romance más buscado,
una vez que aprendiera a intuir de cerca
que nada hay verdadero en este mundo.
---
El último poema después del último que escribí.
La próxima vez que hables de Lucía, lavate la boca.
Escribes mucho y muy bien. Sobre todo, mucho. Agradezco tu paso y tu testimonio por este desahuciado blog, pendiente ya de un soplo (como en el chiste aquel de la coca)
Un saludo y da recuerdos por ahí (si eso tiene algún sentido)
Por cierto: ¿Quien es el autor del cuadro de tu perfil? Me gusta
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