NANA PARA DORMIR A UN ÁNGEL PELUDO
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“Nina” murió ayer. Silenciosamente. Tranquilamente. Estaba dormida en brazos de su ama y de
pronto dio un suspiro largo y se murió.
¿Dónde van los perros cuando mueren? ¿Se transforman en
ángeles peludos y juguetones con el hociquito húmedo? Yo creo que sí. Yo creo
que “Nina” es ahora un ángel peludo que pasa todo el tiempo ladrando y
saltando aquí y allá en su cielo de perros, incordiando a sus otros hermanos peludos
para que jueguen con ella. Sonrío al recordar su inagotable y al mismo tiempo
agotadora energía. Siempre provocando, siempre compitiendo, exigente y cariñosa
al mismo tiempo. Había que estar pendiente, para no perder el equilibrio cada
vez que se cruzaba alguien corriendo, porque se arrancaba a correr tras de él y
a ladrarle, sin importarle la correa ni quien la sujetara. Eso por no citar el
susto que se llevaba el corredor de marras. Incluso en sus últimos días, cuando
consideraba que había llegado la hora de comer o de salir a la calle, que no
siempre coincidía con la que marcaban los relojes, se ponía a ladrar y trataba
de saltar exigiendo su cotidiana atención. En el cielo de los perros no habrá
un tiempo para comer ni un tiempo para pasear o jugar, y “Nina” estará feliz
echando carreras con sus hermanos, los otros ángeles peludos y juguetones.
Luego cuando esté muy cansada se pondrá a dormir. Yo le he hecho una nana para
que cuando sueñe se acuerde de cuando estaba aquí. Se llama “Nana para dormir a
un ángel peludo” y dice así:
Duérmete mi angelita
peluda y saltarina
que los perritos buenos
sueñan nubes de harina.
Sueña vuela que vuela
que te espera un jardín
todo lleno de flores
de olores un festín.
Sueña con tus amigos
corriendo junto a ti
en pos de una pelota
y ladrando feliz.
Duérmete peludita
que es hora de dormir.
Luego cuando despiertes, no descanses en paz, “Pichurrilla”
bonita. Sigue, sigue jugando con tus nuevos amigos toda la eternidad.
9 Comments:
muá, muá, muá, muá
muá, muá, muá, muá
muá, muá, muá, muá
muá, muá, muá, muá
muá, muá, muá, muá
muá, muá, muá, muá
muá, muá, muá, muá
muá, muá, muá, muá
Gracias, es precioso.
En el cielo de los perros Nana está presumiendo del cariño que aún recibe.
Un abrazo enorme.
Vaya, finalmente he acabado con la caja de Kleenex de Mercadona. Todo un acontecimiento que me deja sedienta y pomderosa a la vez.
Bonito homenaje a la que ha sido tu compañera de largos años.
Un beso
Han sido muchos años de alegrias los que nos ha dado Nina y se merecía este pequeño pero sentido recuerdo. Los que me conocen saben que no creo demasiado en cielos ni en infiernos, como premio o castigo para los actos de los humanos, al menos de la manera que los conciben las religiones, pero si hubiera algo parecido a un cielo, quien más lo merecería son estos pequeños seres que solo viven para darnos cariño.
Gracias amigas por vuestras palabras de ánimo que sé que son sinceras.
Besos
Lo siento mucho. Sé del cariño que compartíais con ella. Tu canción de cuna, tierna y hermosa, así lo demuestra.
Un fuerte abrazo a ambos.
Hola queridos amigos: Lo siento en el alma. Yo la conocí poco, pero se hacía notar y buscaba su rinconcito de cariño. Allá dónde esté, ya se habrá ganado el cariño de los que le rodean.
Saludos, Maribel
Se llora lo que se pierde. Pero nada muere del todo mientras perdure en la memoria. Afortunadamente su recuerdo seguirá con nosotros largo tiempo y podremos disfrutar y revivir los buenos ratos pasados en su compañía.
Gracias Antonio, también estará en algunos de los versos que hemos compartdo en este otro mundo extenso y algo caótico que es Internet.
Gracias a ti Isabel. La conociste poco pero sabes que se hacía querer.
Un abrazo
Su final ha sido de envidiar. Espero que tuviera ya una edad en la que eso pudiera pasarle. Un abrazo en el tiempò de dolor que te espera.
Tenía 16 años. Estaba al final de su vida. Los Fox-terrier son perros muy dinámicos y juguetones y Nina hizo honor a su caracter hasta casi el último día cuando ya sus organos vitales no le respondían. Se le echa de menos, es cierto y alguna vez que otra se empañan los ojos con el recuerdo de algún detalle, pero también con una sonrisa porque su dueña sabe y yo sé que fué un perro feliz y nos transmitíó parte de esa felicidad con su fidelidad y su cariño.
Gracias Nán
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