Imaginario
.
Sin dar señales de vida, por las rayas de tu mano,
de mi voz, viste cruzar aire y eco. Y al azar,
el salvavidas al mar arrojaste, tan lejano
que era un mundo tu océano y yo no sabía nadar.
Pero nadé. ¿Cuánto tiempo? No lo sé. Pero al llegar,
fue empezar a respirar un aire mucho más sano
que el viciado y cotidiano que acababa de dejar
y el cielo quise cruzar de tus ojos de verano.
Y me he perdido al mirar esos ojos. Me he perdido
por no dejar escapar el vuelo de tu vestido,
tu boca de mar en par, la luz callada en tu pelo.
Tal vez me he tragado el cielo cuando nadaba en el mar
y muerto sueño que vuelo, por mi sueño preferido,
o... existo porque has querido y me creaste al soñar.
2 Comments:
Qué bello Manol.
Hay figuras en las cuales me reflejo y siento.
Me gusta ese final de imaginarios creando realidades.
(Castoriadis, Sic! ) :D
Abrazo, poeta.
Gracias Mar.
Me alegra saber que, después de todo, no está tan mal. Es cierto que, en muchos casos, la inspiración viene de las lecturas a las que solemos acudir como son los blogs amigos. Las posibles conexiones, vistas desde esta perspectiva, resultan además de deseadas, inevitables.
En realidad llevo una temporada grande de sequía creadora, o, de inconformismo perfeccionista, de tal forma que veo signos de vulgaridad (cuando se escribe mucho es lógico que aparezcan, pero hasta ahora no se me hacían tan evidentes) que no acabo de asumir.
Posiblemente, lo que sucede, es que la imaginación, a pesar de Castoriadis, está siendo colonizada por una realidad algo menos interesante.
Tan atareada, breve, tu palabra, siempre reconfortante.
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