A Cristina con dolor
Es un poema que en tus labios mudos
al cielo no va a herir en rebeldía
porque has dejado el cuerpo que tenía
tu vida en alquiler. ¡Versos viudos
que siguen en el pecho testarudos,
como una llave rota en su alcancía...!
Debe haber Dios, pues tu dolor reunía
de un lejano rencor restos menudos
que en süaves quejidos descargaba.
Algo te oyó, o... me oyó, pues yo rezaba
y se pararon nuestros universos:
Prosiguió su camino el mío; el tuyo
de tu aliento voló con un murmullo
y ahora quiere llorar en estos versos.
Etiquetas: Sonetos
2 Comments:
Hermosa carta. Me gustaron mucho tus composiciones; Concisas, pequeñas viñetas de una oficina de cosas extraviadas...
Hace falta haber vivido mucho para sentir y poder expresar así.
No importa que edad tengas: la intensidad cosecha un tiempo adicional, muchas vidas en una sola.
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