Maldita gripe
.
.
,
.
.
"Frenadoles", "bisolvones", caramelos.
La cucharada de miel en te caliente.
Bufanda al cuello, dos vueltas, firmemente
anudada. Toneladas de pañuelos.
Mocos, lágrimas causantes de mis duelos,
mientras sigue el estornudo intermitente,
esparciendo su bacteria a cuanta gente
se me acerca a preguntar por mis desvelos.
Sea simple catarro o gripe que, a fe mía,
hasta hubiera preferido pulmonía
antes que verme tan flojo y tan caótico
ya que, de esta forma, al menos estaría
en mi camita, mimado todo el día
mientras hace su trabajo el antibiótico.
.