Un pez al descubierto
Claro que no estás tú, que, bien recuerdo
lo gordo de tu ausencia. No estás y ya no importa
porque todo el dolor se vuelve frío
cuando el tiempo lo doma. Su jugada
es volver y volver; y tú no vuelves.
Como la gota a punto de caer que mece el viento
no termina de hallar, mi voz, el tallo
de las voces perdidas. La memoria
no ayuda demasiado, siembra espacios
en blanco en sombras grises.
La memoria es un pez al descubierto
que no acaba de ser. No es. No ha sido.
Claro que tú no estás y acaso un verso
no pueda contener, no te contenga
pues no puede contenerse todo el aire
que las palabras llevan que dijiste.
Un verso, un cuenco, aire
de ayer ¡Adónde habrás volado
que ni el perfume de la voz impregna
de ti las horas amarillas!
He mirado hacia atrás,
un frío simún agota los sentidos.
Nada me sigue. Solo ha sido el invierno
Claro que no estás tú y ya no importa.