Obituario para manolotel
ni es segura la causa
(se puede suponer que de cansancio),
un poeta de Sevilla cuyo nombre
no nos dirá gran cosa.
El esperaba, parece, durar mucho
a juzgar por su empeño
y eso -también al parecer-
no ha sido suficiente.
“No se entiende -se le escuchó decir-
que los científicos
aún no hayan encontrado
un elixir contra esto”.
Se refería a su ocaso.
Ahora le recordamos,
(cuando ya no hace falta)
con cierta indiferencia- pena apenas-
al no tener constancia
de un hecho relevante
o un momento sublime
en su ordinaria vida literaria.
Es más, hay referencias,
de que vivió, pero esto
está sin confirmar; en el cadáver
no hay muestras convincentes.
Seguramente tuvo
muy poco que decir y no lo dijo,
lo cual agradecemos.
Su abnegada familia de lectores
y un amigo (creemos) solicitan
una oración, un pensamiento, algo
digno de su memoria,
lo cual, teniendo en cuenta
que era más bien descreído
no le será muy útil. Sus deseos
para un momento así, más bien difusos,
no indican otra cosa.
Sea pues leve en su muerte, como en vida
lo fue. Descanse el pobre.