A veces, voces
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La voz de ellos...
El autor concibió
en su momento
una obra digna
de renombre, pero
esta obra a su vez
inspiró
a otros.
Su voz permanece
oculta
intermedia
también aquí.
Entrelineas.
Acercad sin temor
el microscopio
y veréis a Rimbaud
a Luisa Castro
a Brossa
y a mi amigo Quevedo
…algo desfigurados
eso es cierto.
Cuando las hago mías...
Las palabras tienen dueño.
Las escribes y es como si robaras.
Como si robaras un tiempo que no es tuyo
a alguien que ya no puede retenerlo.
O, una flor de muerto. La voz:
una flor de muerto.
Por eso, cuando escribo, las pronuncio
que apenas roza el labio el aire tibio,
fluyendo, las palabras. Resbalando.
Las despojo de su origen. Dejo
correr en libertad las sílabas.
Luego, de nadie ya, pongo mi acento
sobre ellas. Las cambio de lugar,
alargo su intención, pongo unos puntos.
Las conduzco. Las corto. Las poseo.
Escribo este poema.
...Nacen para tu voz
Como la carne, el agua de tu voz. Como la carne.
Con la sabia ignorancia del arpa o de la quena.
Con la alta vibración del bosque por sus árboles
o la brisa quebrada por los montes, tu voz.
De otoño melancólico. De lluvia y miel. De siembra.
Como el agua, tu voz. Como la carne viva
que duele y que se entrega. Tu tierna voz, tu cálida
voz vehemente y armónica, atemperada e intensa.
Voz que inunda, que atrae, que acaricia las notas
mas dulces de mi alma, como agua, como carne
y me hace más sonoro y a mi voz más sincera.