Comprobación rutinaria

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Acostumbro a cerciorarme cuando voy a dormir

de cuanto me ha crecido cada cosa que soy

Cuento los dedos: uno, dos, tres... Los músculos,

la longitud del hueso, los órganos genitales, insomnes y pacientes,

el perímetro liso del estómago incubando rumores gaseosos,

el pecho, el corazón -¡Hola imbécil!- amando,

la esponja de la barba tras de la que se oculta

el labio intermitente del deseo, el oscuro siseo de la nariz,

los ojos inservibles, fríos de oscuridad...

Y entonces me doy cuenta de que nada me importa

la forma ni el tamaño en que medra mi cuerpo

sino el pulso, el impulso que me mantiene vivo todavía

y depende de ti. Por eso, en sueños

desmenuzo la noche, en pequeños fragmentos irisados

y con ellos compongo, luz callada y querida,

tu imagen holográfica

Momento

Es debido al lugar,
las coordenadas precisas que lo cruzan.
Es por eso: que es Cádiz y que su luz avanza
y se disuelve en las arrugas de las sábanas,
luego toca mis párpados tempranos
aún oscuros de sueño,
descorriendo la memoria cotidiana
de los dulces sentidos, serenándome.
Es por eso: La rara coincidencia
de este lugar exacto,
este clima, este día
que ha recorrido eones, casualidades, ortos
para dar tiernamente conmigo
justo en este momento.
Y que quizás, más lejos
algunas horas antes,
por algún accidente
o, por el propio impulso con que gira la tierra
no estaría sucediendo.
No habría este sol palpable
o no tendría la edad, la circunstancia
para sentirme bueno
y quien me acompañara
quizás no serías tú.
Es por eso: porque precisamente
es ahora
y es en este lugar
con esta luz, contigo,
amaneciendo
cuando he sido feliz
y por si acaso no vuelve a repetirse
hoy quiero reseñar este momento.

Haces

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Haces haces feroces
provocándonos heces
y te creces con creces
con gritos y con voces
Ya no duelen tus coces
y los mitos que cueces
hoy son solo chocheces
por más que en haces hoces.
Da pena ver que izando
el viejo pendón goces
y con meneos remoces
su movimiento pando
¡Oh infeliz, no retoces,
lo duro ya está blando!