Canción triste de Hide Street
Voy a habilitar una parte de mi
solo para que tú me reconozcas
en la imagen borrosa que de mí te has formado.
Pero no puedo hacer nada
con el resto de mí que no comprendes.
Ahí estará. Deberás evitarlo,
dar un rodeo cada vez que lo encuentres
si alguna vez me miras con los ojos desnudos.
Pero, un día, digamos... martes,
ó, de Febrero, ó, Santo... un día con su apellido,
pongámosle que "aciago" (solo por recordarlo),
mientras sirves el té,
de repente, en las manos, te quemará la taza.
La luz se hará más fuerte,
los ruidos de la calle se apagaran y al lado
de la mesa, un bulto extraño,
una sombra mirándote,
con una voz distinta saliendo de unos labios
indiferentes, raros,
musitará en tu idioma, algo así como: "¡Basta!".
Dentro de ti, el circuito
que te mantiene ahora
extraviada, con su débil ruido de maquinaria oculta,
hará que algunas células recobren sus funciones
y el inocente ruego: "¡Basta!",
no cortará el fluir del té sobre la taza.
Cobrará en ese instante otro significado.
Alzarás la mirada, de pronto sorprendida
de encontrar a tu lado la persona que soy
y ahora si: "¡Basta!", repetirás fijando
en mí tus ojos, de nuevo recobrados.
Ese martes, digamos... de Febrero, ó, Santo,
dejarás de tomar el té con quien te habla
y dejarás de amarme,
si alguna vez, cariño, tu me amaras..